
Bajo un atardecer de verano la ropa baila en secreto al ritmo de una música que sólo ella escucha. Yo la espío desde aquí, sabiendo que no se atrevería a tanto si cubriese el cuerpo de su dueña.
...¡Ay si mi vecina supiera lo divertida que es su ropa cuando ella no está!. El viento lo sabe, y ahora yo también. Tal vez, algún día, ella también lo descubra...
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